El vino para usos medicinales


El vino para usos medicinales

El empleo del vino como medicina se remonta al antiguo Egipto, donde se empleaba como infusión de diferentes hierbas medicinales. Hipócrates menciona su uso como desinfectante de las heridas o como un vehículo de otros medicamentos. De la misma forma Galeno ilustra ejemplos de su uso ya entonces en medicina como tonificante y estimulante de la digestión.

Contrario a la opinión errónea de algunos, las bebidas alcohólicas no son estimulantes mentales, sino que, en realidad, son sedantes y calmantes del sistema nervioso central. «Den ustedes licor embriagante al que está a punto de perecer, y vino a los que están amargados de alma», no como estimulante mental para que tales personas sean más conscientes de su desgracia, sino, más bien, como dice el proverbio, para que pueda ‘olvidarse de sus problemas’ (Pr 31:6, 7.) pues como calmante, el vino mezclado con mirra, adormidera o ajenjo se administraba a los moribundos y reos de tortura. Los romanos tenían la antigua costumbre de dar a los criminales vino avinagrado (posca) mezclado con mirra o hiel para mitigar el dolor de la ejecución. Quizás esta es la razón por la que los soldados romanos le ofrecieron a Jesús vino mezclado con mirra o hiel cuando lo crucificaban. (Mr 15:23.)

En muchos casos desde la Edad Media el uso del vino se relacionó con la magia y la alquimia. En 1555 el autor alquimista Alessio Piemontese escribió numerosas recetas con vino. Sin embargo, a partir de la destilación descubierta por Arnau de Vilanova (aqua vitæ), el uso medicinal del vino pasó a un segundo plano. A partir del vino, y por las cualidades antioxidantes que posee, se producen cosméticos que tonifican la piel.