Historia de Repsol


Historia de Repsol

Orígenes y creación

Desde comienzos de la década de 1960 el sector petrolífero español había atravesado profundos cambios, con un desarrollo de la industria del refinado. En ese tiempo hubo diversas iniciativas, tanto del Estado como del capital privado español. Por parte del Instituto Nacional de Industria (INI) se promocionó la creación de sociedades como Refinería de Petróleos de Escombreras, la Empresa Nacional Calvo Sotelo o la Empresa Nacional de Petróleos de Tarragona. Con ellas se articularon varios complejos petroquímicos repartidos por la geografía española: Escombreras, Puertollano y Tarragona. Las consecuencias de la crisis del petróleo de 1973 llevaron a que el Estado apostase por una política de concentración que llevó al establecimiento de la Empresa Nacional de Petróleos (ENPETROL).

Durante la década de 1980 se produjo una reorganización del sector petrolífero español, en un proceso auspiciado desde el gobierno. En 1981 se constituyó el Instituto Nacional de Hidrocarburos (INH) con el objeto de centralizar la gestión de la actividad pública en materia de hidrocarburos. El INH se constituyó a partir de las participaciones y derechos que el Instituto Nacional de Industria tenía en empresas como CAMPSA, ENPETROL, ENIEPSA, ENAGAS, PETROLIBER, Hispanoil o Butano.9​ De cara al ingreso de España en la Comunidad Económica Europea, previsto para 1986, el INH debía acometer una serie de reformas en el sector público de hidrocarburos para adaptarlo a su funcionamiento dentro de un mercado no regulado. Durante los siguientes años se emprendió una política de reorganización y racionalización empresarial que llevaría a la fusión de varias sociedades del INH, como fue el caso de ENPETROL y PETROLIBER; esta última operaba desde 1964 la refinería de La Coruña.

En 1987 se creó el grupo Repsol en el seno del INH, constituyendo «la principal consecuencia de la reordenación del sector petrolero español».​ El presidente del INH, Óscar Fanjul, asumió la presidencia de la nueva empresa. Repsol quedó estructurada en cinco divisiones internas: Repsol Exploración (antigua Hispanoil), Repsol Petróleo (antigua Enpetrol), Repsol Butano (antigua Butano), Repsol Química (antigua Alcudia) y CAMPSA.​ Originalmente Repsol Química constituía una filial de Repsol Petróleo, si bien desde 1988 adquirió entidad propia al igual que el resto de divisiones de negocio. CAMPSA era formalmente una empresa independiente, si bien se encontraba controlada en un 60,8% por Repsol. El nuevo grupo empresarial tenía presencia más allá de España, en países como Portugal, Italia, etc.

Nombre de la compañía

En 1968 aparece por primera vez el logotipo de Repsol, originalmente referido a un lubricante de motor.​ Su nombre deriva del de la empresa fundadora, Refinería de Petróleos de Escombreras (REPESA), por su notoriedad y fácil pronunciación en diferentes idiomas. En la década de 1980, ante la inminente desaparición del monopolio estatal de petróleos, el INH se fijó el objetivo de crear una empresa de capital mixto público-privado, que explotase los activos petroleros del Estado. A la hora de buscarle nombre se realizó una encuesta a nivel de calle y las dos únicas palabras que la gente reconoció y asoció con el mundo del petróleo fueron CAMPSA (distintivo del antiguo monopolio) y Repsol, de modo que se eligió esta última para dar nombre a la nueva sociedad:

Se buscó un nombre corto, redondo, sonoro y pegadizo. Como tantos términos del idioma que hunden su raíz en el latín, aquí se utilizaron las primeras letras de una pequeña empresa de lubricantes (Repesa), y se completó el término con el astro que identifica a España en las culturas del norte. Repsol es uno de los pocos nombres de empresas que no obedece a unas siglas o a esa obsesión castiza por juntar las letras de horrorosos apellidos. Y ese fue el primer acierto.

Tras su creación se impulsó una intensa campaña de publicidad que hizo de Repsol una de las empresas más conocidas de España.

Primeros años y privatización

En 1989 el Estado, a través del INH, inició la privatización de Repsol con una OPV del 26 % del capital de Repsol. Las acciones de la empresa pasaron a cotizarse en las bolsas de España y en la de Nueva York. Dentro de este proceso, a finales de 1989 el INH y Repsol suscribieron un acuerdo estratégico con la empresa Petróleos Mexicanos (PEMEX) mediante el cual esta se hizo con un 2,9% del accionariado de Repsol. Al mismo tiempo, Repsol adquirió el 34,3% de las acciones que PEMEX poseía en la sociedad Petronor,15​ que controlaba la refinería de Somorrostro. En 1991 se constituyó la empresa Gas Natural, en cuya creación participó Repsol aportando los activos de distribución de gas canalizado que poseía. En 1993 el monopolio estatal de petróleos finalizó y la CAMPSA quedó extinguida, dividiéndose sus activos comerciales entre las empresas petroleras en función de su cuota de mercado. «Campsa» pasaría a convertirse en una marca de Repsol.

En 1995 el INH fue disuelto, asumiendo la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) la participación estatal en Repsol.​ Para entonces la presencia del Estado en el accionariado de la empresa había dejado de ser mayoritaria, situándose esta en un 40,4%. Entre 1995 y 1997 se celebraron tres nuevas OPV que llevaron a la completa privatización de la empresa. En 1997 el Estado vendió el 10% restante de su participación en Repsol.​ Este proceso supuso la entrada en el accionariado de Repsol de actores como La Caixa Holding, Pemex, Sacyr Vallehermoso o Mutua Madrileña.​ Contando con una sólida situación financiera la empresa inició una etapa de expansión que le llevó a controlar la mayor parte de Petronor ―que pasó a convertirse en su filial― y a entrar en mercados lejanos. En 1998, Repsol empezó a estudiar la posibilidad de acudir a la privatización de la empresa argentina YPF. Finalmente, en 1999 Repsol adquirió el 97,81 % de YPF por más de 15 000 millones de dólares y pasó a ser conocida como Repsol-YPF S.A.​ constituyendo una empresa multinacional integrada de petróleo y gas natural. De este modo se convirtió en una de las mayores petroleras privadas del mundo, con operaciones en más de treinta países (empleando a más de 37 000 personas), pasando a ser también la mayor compañía privada energética en Argentina, en término de activos.

Expropiación de YPF

El 16 de abril de 2012, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner presentó un proyecto de ley para que el Estado argentino expropiase sin indemnización la propiedad de YPF, declarando el 51 % del patrimonio de YPF de utilidad pública y sujeto a expropiación. De ese 51 % expropiado, un 49% iría a las provincias y el 51 % restante al Estado Nacional.​ La presidenta argentina justificó la decisión al considerar que la empresa mantenía una insuficiente inversión y una escasa producción; lo que hizo que en el 2011, por primera vez desde que se privatizó la empresa en los años 90, Argentina tuviera que importar más gas y petróleo que el que produjo. Según algunos medios, podría tratarse de una medida anticonstitucional ya que el artículo 17 de la Carta Magna argentina señala que la expropiación por utilidad pública “debe ser calificada por Ley y previamente indemnizada”.​ Repsol se defendió argumentando que desde la compra de YPF en 1999 hasta 2011 invirtió más de 20 000 millones de dólares estadounidenses en YPF,​ y duplicó el número de contrataciones fijas hasta superar los 16 000 empleados. Las inversiones anuales de YPF, durante la gestión de Repsol, fueron muy superiores a las de muchos otros operadores del país, según informes de la consultora Deloitte & Co.

Sin embargo, fue acusada de incumplir sus compromisos de inversión en la industria petrolera argentina y de priorizar el reparto de beneficios entre sus accionistas y hacia el exterior,​ generando así un aporte ínfimo al desarrollo de la industria argentina de los hidrocarburos. Por otra parte, se ha publicado que Repsol negociaba a espaldas del Gobierno argentino la venta de YPF a la petrolera china Sinopec, operación que habría sido abortada con la nacionalización.​ Repsol firmó un acuerdo para la venta del 25% de YPF сοn el Grupo Petersen, propiedad de Enrique Eskenazi, un banquero cercano al expresidente argentino Néstor Kirchner,​ reparto que apoyó Repsol dada la situación por la que atravesaba causada por la crisis de 2008.

Repsol anunció que llevaría a cabo las acciones legales necesarias para «preservar el valor de todos sus activos y los intereses de todos sus accionistas», aludiendo al tratado de protección de inversiones firmado por España y Argentina en la década de 1990. Entre las medidas anunciadas se citaba una demanda contra el Estado argentino ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones.

Repsol criticó la medida, calificándola de discriminatoria, al ser el único accionista de YPF sujeto a la expropiación, cuando Néstor Kirchner (por entonces gobernador de Santa Cruz) vendió las acciones de su provincia al grupo español, obteniendo $600 millones en ella​ y los elogios de la presidenta de Argentina cuando felicitaba a Repsol por aumentar la producción dando excelentes resultados.

La expropiación se produjo tras del descubrimiento de Vaca Muerta, el mayor hallazgo de petróleo y gas no convencional de Argentina.​ La expropiación impactó en Repsol, perdiendo peso en el Ibex 35,​ al perder activos valorados entre 400 y 600 millones de euros y recibió bajas en las calificaciones de las agencias Moody’s y Fitch.

El Gobierno de España buscó apoyo extranjero para contrarrestar la nacionalización, pero si bien la UE y EE. UU. hicieron saber su posición, la UE rechazó el plan de excluir a Argentina de los negocios con el Mercosur y el G-20 no dio espacio para tratar el tema.​ En Latinoamérica respaldaron a Repsol los gobiernos de México,​ Guatemala,​ y Perú. Por su parte, los gobiernos de Brasil,​ Venezuela,​ Uruguay,​ Chile​ y Bolivia expresaron su apoyo a la decisión del Gobierno argentino afirmando que se trataba de una decisión soberana de ese país. El 19 de abril también el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, expresó la solidaridad de su país con Argentina respecto de la expropiación de YPF. En general, los gobiernos y partidos derechistas se posicionaron a favor de Repsol, mientras que los gobiernos de izquierdas se posicionaron a favor de la nacionalización.

El Gobierno español del PP y el principal partido de la oposición, PSOE, mostraron su apoyo a Repsol.​ Por su parte, la izquierda española mostró su respeto por la decisión del Gobierno argentino, advirtiendo que la nacionalización afectaba a un privado y no al Gobierno de España.

El FMI se mostró contrario a la nacionalización de YPF,​ afirmando que la expropiación previa de YPF «no es favorable para la inversión y el crecimiento». Asimismo, consideró la expropiación una «decisión soberana de Argentina» y negó que haya una ola de expropiaciones en América Latina.​ El G-77 más China apoyó a la Argentina y destacó la recuperación de la soberanía de los recursos naturales.​ Debido al escaso respaldo internacional al gobierno español, Repsol amenazó con tomar medidas legales contra compañías como Exxon o Chevron si decidían invertir en YPF.

Etapa reciente

  • 2014 En diciembre Repsol anunció la compra de la canadiense Talismán por 10.460 millones de euros.
  • 2015 En septiembre, Repsol sale del índice Euro Stoxx 50.